Barcelona acogerá, del 27 al 30 de abril, el 34º Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas de este año (ECCMID 2024), en el que se darán cita más de 16.000 expertos de todo el mundo. 

En una previa y como presentación del foro, a finales de marzo, se celebró una encuentro presidido por la profesora turca en la Universidad del Egeo Avys, especializada en Enfermedades Infecciosas, Ayse Deniz Gokengin, titulado ‘Nunca se es demasiado mayor para una enfermedad de transmisión sexual’. En esta actividad participaron también Giovanni Guaraldi, profesor asociado de enfermedades infecciosas en la Universidad italiana de Módena y Reggio Emilia; Romain Palich, médico especialista en VIH que trabaja en el hospital francés de Pitié-Salpêtrière; y Justyna Kowalska, profesora de Medicina del Departamento de Enfermedades Infecciosas de Adultos de la Universidad Médica de Varsovia (Polonia).

Este evento, organizado por ESCMID Study Group for Infections in the Elderly (ESGIE), partió de un preámbulo: El VIH y las infecciones de transmisión sexual (ITS) están aumentando en todo el mundo y las personas mayores no están libres de ellas. En esta sesión se debatió sobre la complejidad del tratamiento del VIH de larga evolución en la población anciana, incluida la cuestión del VIH en pacientes polimedicados. Además, pasar por alto las ITS en este colectivo puede deberse a la falta de sospecha, aunque estas infecciones sí se dan en esta edad. Se abordó, además, la epidemiología, los factores predictivos, el diagnóstico y el tratamiento en el sénior.

En esta sesión se dieron a conocer, además, los resultados de una nueva revisión de la investigación centrada en la importancia del sexo, la intimidad y la salud sexual para la generación baby boomer, que ha realizado Justyna Kowalska –y que presentará profusamente en el congreso de Barcelona–. 

En su opinión, teniendo en cuenta que una de cada seis personas en todo el mundo tendrá 60 años o más en 2030, es necesario normalizar las conversaciones sobre las personas mayores y la salud sexual. En su revisión recoge los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, que indican que las tasas de clamidia, gonorrea y sífilis entre los adultos estadounidenses de 55 años o más se han más que duplicado en la última década. Por ejemplo, las tasas de gonorrea entre las personas de 55 a 64 años aumentaron de alrededor de 15 casos por 100.000 personas en 2015 a 57 por 100.000 en 2019. Si viajamos a Inglaterra, se registraron 31.902 nuevas ITS en personas mayores de 45 años en 2015, cifra que aumentó a 37.692 en 2019, un aumento del 18%, y la mayoría de los nuevos diagnósticos se produjeron en hombres que tienen relaciones homosexuales. También se han informado estimaciones altas de prevalencia de ITS en adultos mayores en todo el mundo, incluidos China, Corea, Kenia y Botswana.

Para Kowalska, “el aumento de divorcios, el abandono de los condones porque no hay riesgo de embarazo, la disponibilidad de medicamentos para la disfunción sexual, el gran número de mayores que viven juntos en comunidades de jubilados y el mayor uso de aplicaciones de citas, probablemente, hayan contribuido a la creciente incidencia de ITS en personas mayores de 50 años”. Además, “es probable que estos datos subestimen el verdadero alcance del problema, ya que el acceso limitado a los servicios de salud sexual para las personas mayores de 50 años y el intento de evitar el estigma y la vergüenza, tanto por parte de las personas mayores como de los profesionales de la salud, está llevando a que este grupo de edad no busque ayuda para las ITS”, puntualiza.

Por otro lado, la profesora polaca señala que “las personas mayores suelen encontrar una mayor satisfacción en su vida sexual debido a la experiencia y las expectativas conocidas. Necesitamos más modelos a seguir como Samantha Jones en la serie Sexo en Nueva York para desafiar los estereotipos sobre la sexualidad de las personas mayores”. Aunque la frecuencia de la actividad tiende a disminuir con la edad, los mayores practican mucho sexo. En un estudio realizado en Inglaterra, la mitad de los hombres y casi un tercio de las mujeres de 70 años o más declararon ser sexualmente activos. 

De manera similar, en un estudio sueco, el 46% de las personas de 60 años o más informaron ser sexualmente activas, al igual que el 10% de los de 90 años o más. En general, los estudios muestran niveles más altos de deseo sexual, mayor frecuencia y más parejas sexuales entre los hombres mayores que entre las mujeres. 

Sin duda, los efectos en el colectivo masculino fueron mayores después de que el sildenafil (Viagra), el primer inhibidor de la fosfodiesterasa tipo 5 (inhibidor de la PDE5), llegara al mercado.

Aunque la incidencia de las ITS entre los mayores de 50 años es pequeña en comparación con edades más jóvenes, está aumentando, y Kowalska pide crear conciencia sobre la salud sexual entre los sénior, ya que alcanzaron la mayoría de edad en un momento en que la educación sexual no existía en la escuela. “Las campañas de salud sexual se centran en los jóvenes y pasan por alto las necesidades y experiencias de estas personas”, afirma. 

Finalmente, Kowalska ve crucial “aumentar el conocimiento de los mayores sobre el riesgo de las ITS y cómo tener relaciones sexuales más seguras”. Para su éxito “es vital adaptar los programas educativos a los mayores de 50 años, que también tienen derecho a una buena salud sexual, así que normalicemos las conversaciones sobre sexo y personas mayores, y cambiemos la narrativa sobre el envejecimiento”, concluye.